Durante el trabajo, mientras vemos una película, interrumpimos la lectura de un libro para consultar si alguien ha comentado recientemente un vídeo en Facebook. La pantalla del móvil es ahora la ventanilla del tren durante nuestros viajes, y actualizamos el estado en Twitter cada cinco minutos. Tenemos una necesidad, algo enfermiza me temo, de mostrar al mundo (amigos o desconocidos, eso no importa) lo que estamos haciendo a cada segundo. Dónde hemos comido, (una foto de la buena pinta que tenían las tapas en el bar "Pepe" es casi obligatoria) cómo ha quedado nuestra habitación recién pintada, o cómo sangraba el dedo que nos acabamos de rebanar haciendo la cena. Incluso mientras estamos reunidos con amigos, nosotros mismos o seguro que alguno del grupo, está inmerso en su otra vida social, lo que viene siendo, socializando a su avatar en Internet.
Me resulta increíble la revolución y el impacto que han tenido las redes sociales en nuestras relaciones de carne y hueso. Hemos transformado, en cierta medida y unos más que otros, nuestros hábitos y costumbres adaptándolos al entorno de la red, esa que nos ha atrapado como pececillos desprevenidos en el mar. ¿Qué les ha pasado a nuestras relaciones de carne y hueso? puede que tenga algo que ver la actual y creciente fiebre por los zombies... ¿representará nuestra forma de movernos en la vida real, cada vez más torpe y errante?
Me resulta curioso y alarmante al mismo tiempo, que muchas veces estando de cervezas con algún amigo estemos más pendientes de las personas que no están ahí en ese momento que del que tenemos enfrente (descubrimos su reciente cambio de sexo porque acabamos de verlo en su Facebook, ya decía yo que le notaba diferente...) y de lo que ocurre fuera del bar donde hace unos años habríamos saboreado la cerveza aderezada con anecdotas y coñas variadas narradas por amigos con los que no teníamos tanto contacto. Ya que, una cosa es segura, ahora estamos más que superconectados, espero que no cortocircuitemos.
¿Nos estamos volviendo asociales? ¿estamos perdiendo nuestras habilidades sociales para convertirnos en maestros del show-business a través de Internet? Mientras nos movemos como pez en el agua enganchados a la red, ¿se nos estarán atrofiando las piernas de carne y hueso? Es genial compartir, pero... ¿se nos ha ido la pinza? a veces es agotador.
Os dejo esta presentación realizada por Luke Tipping, que viene muy a cuento, y muestra el lado oscuro del social media.
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